domingo, 15 de enero de 2012

"Autopista hacia el cielo"


El automóvil pasó como una exhalación junto al guardia civil, que con su brazo derecho en alto, ordenaba a su conductor detenerse, en lo que con el izquierdo le indicaba que lo hiciera en el arcén.

El agente se quedó lívido, cuando el retrovisor del coche le pasó a pocos centímetros de su cadera, a alta velocidad y sin intenciones de pararse.

Miró a su compañero que en ese momento, y de espaldas a él, hablaba por radio con la central. Este se volvió al oír el ruido acelerado de un motor que pasaba de largo a gran velocidad y sentir que el aire que desplazaba lo zarandeaba ligeramente.

-¿Qué ha sido eso? ¿Qué te pasa? Interrogó al primero, haciendo las dos preguntas seguidas, al tiempo que se giraba y sin dar tiempo a una respuesta, al observar la lividez y los ojos desorbitados de su compañero. Al tiempo que lo miraba a los ojos, vio sobre el hombro de éste, como un vehículo disminuía de tamaño a lo lejos en la carretera, devorando metros de asfalto de la N-320 bajo los neumáticos.

-¿No has llegado a verlos? Le preguntó el otro a su vez, a modo de respuesta.
-No. ¿A quiénes tenía que haber visto?

-A los ocupantes de aquél coche. Le respondió el otro número, señalándole el punto lejano en que se había transformado, haciéndose difuso por segundos en la distancia.
-¿Quiénes eran? O quienes son; vamos.

-No es quienes son, aunque quizás sean por poco tiempo, sino cómo iban. El caso es: ¡Que los dos ocupantes iban dormidos!


AdriPozuelo (A. M. A.)
Sacedón, Guadalajara
24 de julio de 2011

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